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Cabeza fría, corazón caliente




Por: Angel Rayado

Hoy, un sentimiento une a toda la fanaticada rayada: la decepción.
El mal partido de Rayados el sábado, más allá del resultado, nos desencantó a todos.

Ni un tiro a gol de peligro en más de 45 minutos son para encabritar a cualquiera.
De inmediato Twitter ardió. Todos pedimos la salida del Vasco, se criticó a los jugadores, se expresó toda la ira contenida.
Es hasta cierto punto normal, cuando las ilusiones están tan arriba, la caída es más dolorosa y los ojos de todos estaban puestos en la semifinal.
Sin embargo, el plantel decidió dar el peor partido en mucho tiempo, justo en el torneo más importante del año.

Los aficionados que realizaron el viaje hasta tierras árabes también mostraron su desilusión al caer en el primer partido del Mundial de Clubes.
Vimos a algunos increpar el camión en el que viajaban los jugadores, otros ir a reclamar al hotel.




Todo es válido, menos meterse con los protagonistas a un nivel personal.
Hoy, la imagen que vemos en los medios es la de unas hieleras con imágenes de miembros del club, haciendo alusión a una escena violenta que para nada se debe banalizar ni tomar a la ligera, menos en un país tan lastimado como el nuestro.

Eso está fuera de lugar. Eso debe ser condenado por todos.
No podemos poner a esta afición, gente que hizo el viaje con la ilusión, a ese nivel. A ese tipo de reclamos. No somos eso.

Esa barrera entre lo profesional y lo personal. Entre el reclamo y la agresión nunca se debe sobrepasar.

¿Estamos enojados?, si. ¿Queremos consecuencias? también. Pero esas no son formas.
Ojalá los que hicieron el viaje recapaciten y mantengan en las protestas en el tono de la civilidad.

Del club, lo que espero es que el miércoles muestren verguenza.
Que el Vasco y su equipo salgan a morirse dentro del campo. A demostrar con buen juego el arrepentimiento.

Las consecuencias tendrán que venir después, siempre en el terreno de lo deportivo. La afición no olvidará este fracaso tan fácil.
Por ahora, nos queda esperar con la cabeza fría y el corazón ardiendo.




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