Tuca es el mejor entrenador en la historia de Tigres. Difícilmente volvamos a ver (al menos en la época contemporánea), a alguien que gane más de lo que ya ganó él con el equipo.
Tomó al colectivo peleando el descenso, y en año y medio los ayudó a dar la vuelta olímpica.
En 2015 llevó al equipo a una final de Copa Libertadores, en 2017 le ganó una final a Rayados y recientemente convirtió a los auriazules en subcampeones del mundo.
Sin embargo, ciertas decisiones suyas parecen ser tomadas con el único fin de enemistarse, no digo con la afición, sino con el fútbol mismo.
La pelota ha sido bastante generosa con él. Con Tigres ha ganado prácticamente todo lo que ha disputado, pero también ha dejado ir cosas por culpa de su terquedad.
La línea entre jugar bonito y jugar bien es sumamente delgada. Lo primero es subjetivo; lo segundo no. Y Tigres lleva tiempo endeudado en ambos sentidos.
¿Se domina un estilo?
Sí. Se domina. El problema es que cada vez le cuesta menos trabajo a los rivales quitarles tal dominio, y Tuca luce obsoleto e inoperante al momento de modificar.
El equipo parecía haber hallado comunión al ataque con Diente López, André-Pierre Gignac y Luis Quiñones.
(A Carlos González lo dejo fuera de la ecuación porque ha sido el más débil de la zona alta).
¿Que se jugó mal ante Toluca?
Lo que le sigue. Se jugó pésimo.
¿Que era necesario hacer cambios?
Por supuesto. Se tiene a Leo Fernández y a Fulgencio como opciones. Tal vez…
No. Ni se hagan ilusiones.
Tuca ya decidió, y mandará a la banca a quien mejor promedio de gol tiene de sus atacantes. Todo para seguir manteniendo dentro del terreno de juego a Jesús Dueñas y volver a la posesión insulsa; a la propuesta predecible.
Plausible que te mueras con la tuya, Ferreti. ¿Pero qué culpa tiene Tigres?
También te puede interesar: QUE FACIL ES HACERLE DAÑO A TIGRES
Follow: JaimeGarza94