Llega Florian Thauvin, y desde la presentación la cosa pinta distinto.
Nunca antes Tigres había presentado así a un jugador, porque nunca antes había tenido en sus filas a un campeón actual del mundo.
Con Gignac se rompió el mercado, sí, pero mediaticamente lo de Florian parece estar un par de escalones arriba.
¿Cómo hacerlo sentir uno más, cuando claramente el tipo no es ‘uno más’?
Entendemos el discurso políticamente correcto de que nadie tiene garantizada la titularidad y que el equipo es primero, pero precisamente por eso de que el equipo es primero, es que Miguel Herrera está obligado a aprovechar al máximo al jugador francés, porque lo que él te puede ofrecer, no te lo da nadie más en todo el fútbol mexicano.
Lo más difícil con este tipo de jugadores, no es su adaptación dentro del terreno de juego.
Siempre que un elemento viene de Europa, sea mexicano o extranjero, llega con un ritmo distinto… casi siempre les va bien.
El tema aquí pasa más por lo personal.
Que él y su mujer se adapten pronto a la ciudad, ayudará mucho para que las cosas funcionen de correcta manera.
El recorte hacia el centro sale mejor cuando todo está bien en casa; también el disparo y el pase a gol.
André-Pierre Gignac jugará un rol fundamental en la adaptación de Florian. Pero es también la sombra de André lo que le inyectará un poco más de peso a la maleta que Thauvin cargará sobre su espalda.
Porque Gignac no tardó nada en adaptarse. En su primer partido dejó sembrado a un defensa allá en Brasil; en su segunda aparición marcó su primer gol con Tigres y metió al equipo a la final de la Copa Libertadores de América.
En su primer torneo marcó diferencia y Tigres se bordó su cuarta estrella.
Eso es lo que se espera de Florian… o cuando menos que se acerque.
Una grata tarea para Miguel Herrera sacarle el mejor provecho posible a una gran plantilla… también una labor sumamente complicada, pues la sombra de lo logrado en la última década es gigantesca.
¿Podrá con la presión?
Yo creo que sí…
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