Lo que vivimos ayer en el Aeropuerto de Monterrey fue muy parecido a lo que se vivió en el 2015 con la llegada de André-Pierre Gignac.
El arribo de Florian Thauvin provocó que cientos de gentes y medios se hicieran presentes para recibir a la nueva bomba felina.
Lejos de todo lo que sucedió en su entorno (gritos, golpes y sombrerazos) , la expectación crecerá con las semanas. Aún sin pisar la cancha del Universitario ya habrá quienes tengan en la mira lo que haga el francés.
Por lo pronto el club ya hizo su parte, ahora faltará ver que Florian cumpla con lo que se proyecta.