La era de Miguel Herrera arrancó con el pie derecho en cuanto a ambiente se refiere, que es, a final de cuentas, lo único que se puede medio calificar en estos momentos.
Al futbolista se le ve contento y relajado. Gustoso de formar parte de un equipo como Tigres y con el entusiasmo de que la pelota vuelva a rodar.
Elementos que muchos pensaron no iban a poder desprenderse del cordón umbilical de Ricardo: ‘Tuca’ Ferretti, hoy cantan, ríen y bailan al compás de un ‘Piojo’ que parece llegar con hambre de éxito.
Que quiere escribir con letras doradas su paso por el conjunto felino.
Sin embargo…
¿No es también peligroso que el vestuario se convierta en una fiesta y que a Miguel Herrera lo vean más como a un amigo que como a un profesor?
¿Tigres no vivió esto por allá del 2010 con Daniel Guzmán?
Eran otros tiempos, sí. Otras las exigencias, también. Otros los jugadores y otra la personalidad de los actores.
Pero la línea es muy delgada, y tanto Miguel Herrera como Mauricio Culebro deberán asegurarse de que la unión permanezca siempre como un aliciente para los objetivos del equipo y que las cosas nunca se salgan de control.
Que la alegría de la pretemporada se vea reflejada en la cancha, eso pide la afición.
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