Gignac sí; Thauvin no

Tigres hace bien al permitirle a André-Pierre Gignac asistir a los juegos olímpicos de Tokio 2020 con la selección francesa.

El hombre le ha dado tanto al equipo, que lo menos que la directiva puede hacer por él es facilitarle las diligencias correspondientes para que vuelva a cumplir con ese sueño que de pronto ya veía perdido.

La hinchada felina lo apoyará desde San Nicolás, esperando que le vaya de la mejor manera.

Sin embargo, las cosas son diferentes con Florian Thauvin, que también es candidato para reforzar a la selección de Francia en la justa olímpica.

Si bien negarle de tajo el permiso sería empezar con el pie izquierdo su relación con el jugador, creo que Tigres debe cuidar sus intereses y hacerle entender al jugador que es importante contar con él para el arranque del torneo.

En elementos de tal envergadura, la calidad futbolística no preocupa en absoluto. Hay suficiente talento en los botines para asumir que la romperá en una Liga como lo es la mexicana.

El tema aquí es la adaptación.

Para que Florian logre brillar como lo hizo Gignac desde el primer torneo (y se entiende que ese su objetivo tomando como base sus propias palabras), deberá acoplarse rápido, no solo a la competencia, sino a la cultura y al estilo de vida de los regiomontanos.

Se estima que el proceso de adaptación sea de entre tres y cuatro partidos.

En caso de quedarse, calculo que Tigres disfrutaría del mejor Florian por ahí de la jornada cuatro o cinco.

En cambio, si el chico va a la selección, me temo que comenzaría a enrolarse hasta a mitad de torneo, y ahí pierden todos.

Por el bien del jugador, y sobre todo, por el bien de Tigres, Mauricio Culebro y Miguel Herrera deben hablar con el muchacho y hacerle entender que lo necesitan al cien lo antes posible.

Ir a los juegos olímpicos, por muy sueño suyo que sea, podría cobrarle factura en su estadía con el conjunto felino.

Gignac sí; Thauvin no.

Esa es mi conclusión.