Cuando se anunció la llegada de Juan Pablo Vigón, fuimos muchos los que mencionamos que el fichaje era de medio pelo, tomando en consideración las expectativas que se hicieron para cubrir dicha posición (con o sin fundamentos… siguiendo rumores u opciones reales).
Sin embargo, el muchacho precisó de pocos minutos para demostrar cosas importantes.
Es verdad, son apenas partidos de preparación. Pero así como se le pegó en su momento por esperar algo distinto, hoy se le aplaude porque el chico no solo ha demostrado esfuerzo y sacrificio (eso es lo menos que podemos esperar de un futbolista profesional), sino también liderazgo al momento de hablar con sus compañeros y calidad para sumarse al ataque sin descuidar sus labores defensivas.
En ocasiones da la impresión de que Juan Pablo Vigón lleva años en el equipo, y apenas ha jugado tres tiempos.
¿Pedirle perdón?
Y sí…
A título personal admito que fui irresponsable al tacharlo de ser un jugador de medio pelo sin antes verlo dentro del terreno de juego defendiendo la camiseta de Tigres.
En casos así no me interesa tener la razón. Prefiero equivocarme y que el muchacho resulte ser un tremendo jugador, que el portal número seis tiene cierto peso en la institución.
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