Un día como hoy tocamos el cielo con las dos manos, y quizás ese fue nuestro pecado.
Capaz debimos tocarlo con una nada más y dejar la otra libre para la final, pero no pudimos resistirnos y nos sentimos campeones antes de tiempo.
La estampa de André-Pierre Gignac y Rafael Sobis en la mitad de la cancha contemplando la alegría de la hinchada no me la borro más, como tampoco me olvido del primer gol del francés y del auto gol del inter. Del penal fallado y de la algarabía total con el gol del uruguayo. Del descuento del equipo brasileño y de la tragedia que no logró consumarse porque ya estaba escrito que Tigres debía estar en la final de la Copa Libertadores de América.
Un día como hoy, pero del 2015, Tigres se atrevió a soñar en grande… Tigres comenzó a cambiar su historia.
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