Desde que Rafael Sobis salió del equipo de Tigres, la directiva de aquél entonces se dedicó en cuerpo y alma a buscar un socio sustituto para André-Pierre Gignac.
Y llegó Sosa, Lucas Zelarayán, Enner Valencia, Eduardo Vargas, Carlos González… Leo Fernandez, mas ninguno dio el ancho.
Ahora, los comandados por Mauricio Culebro, Miguel Herrera y todos los hombres y los nombres que correspondan, parecen tomar una decisión distinta, al no ir propiamente por un ‘amigo’ para el francés, sino por un combo ofensivo que lo ayudará en esa transición a través de la cual él dejará de ser el referente absoluto del equipo para convertirse en un ingrediente de lujo en la baraja táctica del conjunto felino.
A Gignac le sobra fútbol todavía. Eso no está en discusión.
Fútbol e inteligencia, y en una de esas lo segundo importa más que lo primero.
André sabe que por más que se entrene y que se cuide, el tiempo no perdona, y que tarde o temprano los reflejos irán disminuyendo; mismo caso con la potencia en sus disparos y con el enganche hacia adentro.
En el trance, no obstante, contará con su compatriota Florian Thauvin, con Luis Quiñones y Leo Fernández (cuando les toque jugar), y por supuesto, con el que pinta para ser el nuevo ídolo de Tigres: Diente López.
Algunos dan por muerto a André-Pierre Gignac.
Lo desean, claro, por el tremendo daño que le ha propinado a más de un equipo.
Sin embargo, hay francés para rato.
Bajo el mando de Miguel Herrera, Tigres encontrará a un nuevo Gignac.
Un Gignac más maduro y sabio. Que quizás ya no será el único responsable de sumarle goles al marcador, pero que con su experiencia fortalecerá a sus compañeros, y en el trance, ¿por qué no? De vez en cuando le pintará la cara al destino y se mandará un gol digno de sus mejores años.
Porque el tiempo no perdona, es verdad. Pero les recuerdo que los genios también son rencorosos.
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