Tigres y Puebla se vieron las caras en el duelo correspondiente a la jornada número dos del Grita México, Apertura 2022, y el conjunto poblano no solo se llevó la victoria, sino que exhibió de fea manera a los comandados por Miguel: el ‘Piojo’ Herrera, que nunca pudo hacerle frente a la propuesta táctica de Nicolás Larcamón.
Ya a mitad de semana hablamos sobre lo poco creativos que están resultando los atacantes felinos, y el partido del sábado lo confirmaron.
Tigres quiere hacerle daño a los rivales, eso queda completamente claro, pero todo rebota en ganas sin idea. Porque van al frente, se aceleran y deciden mal. No son capaces de tocar la pelota como la gente decente y las opciones son siempre centros mandados a sabrá Dios quién.
Florian Thauvin no te gana un mano a mano por las bandas; ‘Diente’ López olvidó cómo se debe tratar a la pelota. Gignac cada vez juega más como un futbolista en la agonía de su carrera y menos como ese genio que llevó al Universitario de Nuevo León a lo más alto del fútbol mexicano.
A Córdova se le ve muy tibio y con Luis Quiñones no se puede contar.
Por cada dos partidos buenos, el colombiano se manda cinco o seis en un nivel deplorable, bajo licencia de un entrenador que se resiste a sentarlo.
Y es que Miguel Herrera es justo eso: un gran entrenador.
Alguien que motiva muy bien a sus jugadores y que en ocasiones, cuando todo parece perdido, encuentra la manera de sacar lo mejor de sus muchachos y llegan empates milagrosos; volteretas inimaginables.
El ‘Piojo’ es, sin temor a equivocarme, el mejor entrenador del fútbol mexicano.
Sin embargo, en materia de dirección técnica, sale reprobado.
Cuando se enfrenta a un rival con idea y disciplina táctica, no es capaz de hacerle frente, y en dichos escenarios no suceden los ‘milagros’.
Porque para imponer condiciones en estos tiempos, no basta con esfuerzo. Se necesita estudio e ingenio.
Cuando los jugadores no encuentran la llave del triunfo, el director técnico debe cumplir con su labor; propiciar los escenarios adecuados para construir buenos resultados y no solo esperar a que ‘se den’.
Hasta ahora, Miguel Herrera está resultando ser un gran entrenador… y un director técnico ‘medianón’.
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