El domingo 16 de octubre, en punto de las 23 horas con algunos minutos, Tigres quedó eliminado tras perder 2 goles contra 1 ante los Tuzos del Pachuca, en lo que fue su último partido del 2022.
Mientras veía el encuentro, no pude no recordar, con mucha melancolía, aquellas veces en las que Tigres, sin estar desplegando un fútbol espectacular, casi siempre encontraba la manera de ganar, porque tenía a jugadores hechos para momentos importantes.
Futbolistas en la cúspide de su carrera, dirigidos, además, por un director técnico que sabía muy bien a lo que jugaba y que no se volvía loco cuando las cosas iban mal, pues sabía que en la cancha tenía los elementos suficientes para revertir cualquier situación.
Pensé en aquél 2011, en el que Tigres arrasó con todos en la liguilla.
Recordé la final de Copa Libertadores del 2015 y el título de Liga ganado ante los Pumas.
La final navideña y el incomparable 10 de diciembre. El título obtenido frente al León, la CONCA del 2020 y la final del mundo en febrero del 2021.
Y es en este último momento en el cual quiero estacionarme.
O un poquito más atrás, mejor dicho. En aquella semifinal contra Palmeiras en la que Tigres jugó casi por nota y hasta pudieron golear a los brasileños, aunque al final el resultado fue de un gol contra cero.
Me estaciono en ese momento, porque fue el último gran partido de esta generación que lo ganó prácticamente todo.
Y con esto no quiero decir que Tigres ya esté acabado.
Por supuesto que no.
Los hoy dirigidos por Miguel Herrera, seguirán siendo un equipo que luche por estar entre los 4 primeros lugares, y muchas veces lo lograrán.
Serán candidatos para llevarse el título, mas ya no serán siempre los favoritos.
Y con el paso del tiempo los aficionados comenzaremos a darle valor a todo lo que vivimos la década pasada.
Nos acostumbramos tanto a las finales, que pensamos que llegar a ellas era lo normal.
Fue lindo mientras duró… pero ya fue.
Tigres dejó de ser el mejor desde que estaba ‘Tuca’ Ferretti (en sus últimas temporadas), y hoy con Miguel Herrera queda confirmado el retroceso.
Los de la ‘U’ seguirán estando entre los mejores, mas ya no serán siempre quienes encabecen esa lista.
Toca aceptar que ya no somos los eternos favoritos para ganar.
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