Miguel Herrera deja de ser el director técnico del equipo de Tigres, y hay muchas cosas por decir.
Quien intente defenderlo, pondrá sobre la mesa los goles a favor y la mejora en la defensiva durante este último semestre. El estar peleando siempre por estar dentro de los primeros cuatro lugares de la general y la emoción de temporada regular.
Quienes pedían su salida, dirán que no sirvieron de nada esos goles, pues a la hora cero él se encargó de arruinarlo todo.
¿Y saben qué?
Ambos tienen razón.
La historia entre Miguel Herrera y Tigres tuvo de todo.
La comparo con ese romance tóxico e intenso, en el que hubo noches de infierno y tardes de paraíso.
¿Emocionó a los aficionados?
Sí. Emocionó a los aficionados.
¿Les falló cuando más debía estar?
También.
Miguel Herrera y Tigres dieron rienda suelta a una relación condenada al fracaso desde el minuto cero.
En la tribuna, miles de aficionados estaban urgidos de un DT que los hiciera vibrar jornada a jornada.
Alguien que no solo ganara, sino también gustara.
Y por un momento el ‘Piojo’ fue ese entrenador que la hinchada quería.
Pero con el paso del tiempo la relación se fue deteriorando. Al grado de que, en los últimos partidos, Miguel Herrera saltó a la cancha siendo abucheado por sus propios aficionados.
La alineación indebida contra el Atlas del Guadalajara y las recientes declaraciones sobre que el equipo se le estaba volviendo viejo, parecieron cavar la tumba de un director técnico que no es malo, que alcanzó picos muy altos en muchos partidos… de temporada regular. Y ese fue justo el problema.
Cuando Tigres finiquitó la salida de Ricardo: el ‘Tuca’ Ferretti, no lo hizo para contratar a un entrenador ‘no malo’ que ganara partidos de tres puntos.
Lo hizo para llevar al club siguiente nivel… y Miguel no pudo.
Así la historia de este entrenador que pensó que le alcanzaría con motivación y huevo para sacar campeón a Tigres.
Y no.
Tigres resultó ser más de lo que el ‘Piojo’ imaginó.