Por: Adriana Espinosa | Twitter: @espinosa_2507
Los cuartos de final de la (gloriosa) Liga MX Femenil han superado la gran expectativa que se tenía. Los ocho equipos clasificados han demostrado poseer un temple para enfrentarse a la adversidad como muy pocos. Salidos de una novela grecorromana, las cuatro clasificadas han sabido vencer y perder.
Querétaro desató la euforia de la afición en Colomos. Después del uno a dos que recibió en casa, las Albiazules debían gestar un prodigio para superar al equipo que comenzaba a desequilibrar la balanza. El combinado de la Academia parecía hacerlo todo bien: cumplió como visitante, mantuvo la ventaja en el primer tiempo del segundo partido, y apostaba todo al buen juego de las Rojinegras. Sin embargo, ahí estaba la voz de mando desde el banquillo, dirigiendo, fundando una filosofía de juego, de vida, que no tuvo demora en ser bautizada como Rossismo. Sí. Carla Rossi ha impartido una cátedra en la segunda mitad de la primera vuelta de cuartos de final que hace pensar en unas semifinales muy apretadas. Basta mirar los últimos diez minutos del encuentro para reconocer en el juego de Querétaro la presión alta, los balones al frente, el despliegue y colocación del equipo, la asociación en tramos cortos, y ese gol como resultado de todo lo anterior. Algo que se anticipaba en el primer partido, donde Atlas logró hacerse del marcador aún cuando Querétaro mostraba mayor claridad con el balón. No obstante, en esta ocasión, Rossi no dejó a sus jugadoras rendirse, y del pie de Adriana Orozco, lo gritamos otra vez: ¡Las albiazules están en semifinales!
Más tarde, Guadalajara despediría a su segundo equipo. Las Chivas reaccionaron demasiado tarde, y América, del pie de Daniela Espinoza, marcaría comenzando la segunda mitad del encuentro los dos tantos que ponen a las Águilas en semifinales. Si del número ‘10’ hablamos, Espinosa es quien mejor lo porta; genera, asiste y marca, una líder nata. La capitana azulcrema marcó el camino hacia el primer gol del encuentro, y sirvió el pase para el segundo. Del otro lado, Alicia Cervantes, al 74’ marcaría el gol que hiciera despertar al Rebaño. Ya con poco tiempo, las del Guadalajara apenas podrían empatar el resultado del partido. Quince minutos de las Rojiblancas que permite apreciar la calidad del proyecto pero, no así los resultados para las Chivas. Un equipo irregular, es verdad, pero que sin duda cuenta con un plantel optimista de cara al futuro. En tanto, el equipo dirigido por Cuellar, mantiene un estilo de juego defensivo, letal en el contragolpe y con un timing preciso, que les permite hacer una lectura perfecta del partido para defender o atacar en el momento oportuno.
Tigres también ganó. Así, en tres palabras, con la misma rapidez y eficiencia del equipo dirigido por Medina. Si el uno a dos marcado en la ida daba alguna esperanza al cuadro hidalguense, Mayor, al minuto dos del partido, se encargaría de abrir la abultada cuenta a favor de Tigres. No satisfecha con lo conseguido durante la temporada regular, Katty “Killer” terminaría con dos tantos más en su cuenta personal, demostrando, una vez más, la capacidad goleadora que posee para encontrarse en el momento preciso y saber definir como ninguna. Al equipo de Eva Espejo se le terminarían demasiado pronto las opciones, no obstante, las Tuzas prevalecieron en la lucha sin entregarse al juego defensivo que se esperaba para la segunda mitad. Tres tantos en el primer tiempo ya eran demasiados, por lo que Espejo se vio en la necesidad de ajustar las transiciones para disminuir la letalidad de Tigres. Así, Pachuca fue capaz de encajar un solo tanto en la segunda parte, además de marcar un gol para el seis a dos global con el que las regiomontanas se llevaron la serie.
El último partido de cuartos de final se celebró en el Gigante de Acero, donde Monterrey emularía lo hecho por Tigres, confirmando el poderío de los equipos del norte. Cuatro a cero para un cinco a uno global, casi como un déjà vu de lo ocurrido la última vez que Pumas y Rayadas se enfrentaron en esta instancia. La escuadra dirigida por Dávila apostó por un futbol rápido, desafortunadamente, el control en medio campo mostrado el partido anterior no se hizo presente en esta ocasión, y fue Monterrey quien marcó los goles. El primer tanto de Rayadas vino de un error por parte de Villeda, una mala salida que Monterrey capitalizó para abrir el marcador. Pumas intentó, e incluso, logró poner en jaque a Godínez en más de una ocasión pero, la suerte de arquera (portera sin suerte no es portera) mandó los balones desviados y al palo, manteniendo su portería en ceros. De esta manera, Monterrey parece haber encontrado finalmente su mejor versión, y vaya momento en el que lo hace, estando a las puertas de una final. En cuanto a la Auriazules, Dávila sigue realizando un excelente trabajo, superando lo mostrado en la anterior temporada y generando ilusión en la afición.
El próximo viernes arrancan las semifinales, con los partidos de vuelta celebrándose el lunes siete de diciembre. Las comandadas por Katty “Killer” se enfrentan a la orquesta dirigida por Rossi. Un encuentro en el que, contrario a la estadística, no existen favoritas pues, aún cuando Tigres ha jugado una temporada excelsa, Querétaro se ha ganado el reconocimiento y afecto de los aficionados al deporte. En la otra llave, Monterrey se medirá a las Águilas. Dos equipos tácticamente opuestos. Mientras el equipo de Cuellar posee la capacidad para defender sin el balón, Monterrey no desaprovecha la esférica para generar peligro al frente. Y sí, hay que jugársela de nuevo pero, esta vez, apelando más al romanticismo pues, el Querétaro vs América suena a una final que solo el 2020 nos podría regalar.