Por: Adriana Espinosa | Twitter: @espinosa_2507
Contra todo pronóstico, desafiando un año lleno de adversidades, sorteando la pandemia, entre dudas y pérdidas, la final regia ha representado una luz al final de este obscuro año. Tigres y Monterrey nos han regalado la noche del lunes una de las finales más cardíacas, cuando menos, en los últimos minutos.
Dejando de lado el arbitraje, que vaya si se ha esforzado por ser protagonista, el último encuentro del GUARD1ANES 2020 no decepcionó. Pese a sufrir todo el partido, en gran parte gracias a la mala gestión de Becerra, las Rayadas sembraron la esperanza ya en el añadido, justo al minuto 93’. Llevando el ‘13’ a la espalda, Mejía no falló a la superstición, y cuando Tigres se creía dueña del título, marcó a tropezones el gol que mandaba el partido a penales. La diosa fortuna tomaría parte en el encuentro y haría mandar a quién sabe dónde los cobros de Burkenroad y Valdez. En cuanto a Tigres, la líder en defensa, Ferral, también fallaría su disparo, dejando con vida a Monterrey. Aún sin los aficionados en las gradas, se podía percibir el nerviosismo que rodeaba el estadio. No solo en la Sultana del Norte, sino en cada hogar donde apasionados y apasionadas por el deporte estaban pendientes de lo que ocurriera en el Volcán. Corazón en mano y grito a media garganta, Rayadas no pudo defender el campeonato y las de la UANL celebraron en casa.
Dicen que la historia pertenece a los vencedores, por lo que, aquel último cobro no será recordado como un error de Yamile Franco, sino un acierto de Ofelia Solís. La cancerbera de Tigres aguantó, y cuando supo la dirección del cobro no dudó en alcanzar el balón y levantar un nuevo título. Tres, son tres las estrellas que ahora se pueden bordar sobre la camiseta de Tigres, y una en la carrera de Medina, que se ha convertido en el tercer entrenador en llevar a este conjunto a una final y coronarse. A Monterrey poco y nada se le podrá reprochar, al menos no a las jugadoras que lo han dejado todo en la cancha, que han respondido al llamado y se murieron desde el manchón penal por su afición. Por otro lado, a Becerra se le podrá juzgar de cómplice, al perder algún tiempo en los cambios, aunado a ciertos errores en la ida pero, eso lo podemos dejar a la directiva, única encargada de su destino. Del otro lado de la moneda, el título es solo el resultado de lo que Tigres trabajó durante todo el torneo: mejor defensiva, mejor ofensiva, líder de goleo, y lo demás que se les ocurra.
Así concluye un torneo más, una edición extraordinaria de la Liga MX Femenil, bautizada como GUARD1NES. Nos quedamos como Galeano, con la nostalgia atravesada, por Atlas, que no ha podido dar ese paso para poner su nombre entre las cuatro mejores, por Querétaro, que de la mano de Rossi se han ganado el cariño y respeto de tantos, por América, y esas lágrimas de Daniela Espinosa, por Tuzas, que se volvió sinónimo de solidaridad y ahora nos llena de optimismo. Pero también nos quedamos con la incógnita, de unas Rayadas que parecen sufrir demasiado, de Pumas y sus limitaciones creativas, de Chivas, dónde algo definitivamente se rompió. De esa manera nos vamos, y si Bianca Sierra sueña con ser bicampeona, nosotras podemos soñar con un 2021 de más, y mejor futbol.