El mejor socio que ha tenido André-Pierre Gignac, fue Rafael Sobis. Desde entonces el francés no ha dejado de marcar goles ni de aparecer en momentos importantes; ha mejorado incluso en aspectos físicos e individuales, pero la mancuerna que armó con el brasileño, sigue muy por encima de lo que alguna vez logró con Edu Vargas o con Enner Valencia. Esporádicamente con Sosa o con el propio Lucas Zelarayán.
Desde el 2017, Tigres apostó por un cambió en su propuesta ofensiva. Arrancó el Apertura con Enner Valencia y Edu Vargas, en una suerte de 3-4-3 que ilusionó a muchos pero asustó a quien los ordena, y pronto volvieron a la línea de cuatro.
Conservaron a los tres en el campo, pero lanzaron al ecuatoriano a correr y buscar por la banda de la derecha.
Llegó Leo Fernández y la gente hasta le puso nombre a lo que armaría junto a Edu Vargas y André-Pierre Gignac. Pero el chileno se fue y con ello se vieron desvanecidas, una vez más, las ilusiones de jugar con tres elementos en la parte interesante de la cancha.
Con la incorporación de Carlos González, la idea del tridente ofensivo pareció descansar un poco, pues las funciones del paraguayo encontraron comunión con la brillantez del diez felino. Mas en eso se vio a Luis Quiñones hacer cosas interesantes por la banda derecha y a Diente Lopez inyectándole velocidad a un juego históricamente pausado, y la ilusión de un nuevo tridente amenazó con volver. Pero no precisamente con ellos tres, sino con Carlos Gonzalez, poniéndole freno a las pretensiones del uruguayo y del francés, mientras que Luis seguiría haciendo lo propio por cualquiera de los dos carriles.
¿Logrará la CDG lo que no pudo la VVG ni la ALV? ¿Le llenarán el ojo a Tuca?
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Twitter: JaimeGarza94