VENUSTIANO CARRANZA
Recordar es vivir… y para tener más fresco todo lo que pasó aquel Clásico Regio 51, lo mejor es viajar al pasado y revivir lo que se escribió hace 25 años.
¡Gran texto!
CRÓNICA DE ISMAEL LÓPEZ
La película de angustias que durante tres temporadas vivieron los Tigres tuvo ayer un triste final tras consumarse su descenso a la Primera A, con unos invitados inesperados, los Rayados, quienes se encargaron de darles el remate final al vencerlos 2-1.
El partido tuvo de todo, garra, pasión y amor a la camiseta, acorde a esta clase de duelos, pero lo mejor de todo fue la conducta ejemplar que mostraron los 45 mil aficionados, que llenaron el Estadio Universitario.
Los seguidores de ambos equipos crearon una gran fiesta, con sus gritos y cantos, y al final los auriazules lloraron y salieron tristes, en tanto que los albiazules festejaron, pero sin crear problemas.
El Monterrey mantuvo su dominio sobre los felinos en el Clásico, ya que llegaron a seis victorias seguidas, además de no perder en los últimos 11 duelos.
Con su triunfo en esta edición 51 del Derby Regiomontano, Monterrey volvió a la vida en su lucha por clasificar.
Rayados subió al tercer lugar del Grupo III, con 45 puntos, y se puso a dos del segundo, que ocupan los Pumas, faltando dos jornadas por jugar; el León se quedó con 44 unidades. Además, los regios también se metieron a zona de repechaje.
A los Tigres sólo les queda confirmar su clasificación, para entrar a la disputa del título de Liga, ya que ocupan el segundo lugar del Grupo I, con 45 unidades; dos menos que el líder Veracruz y cinco más que el Guadalajara, que ocupa el tercer puesto.
Los felinos no pudieron quitarse de encima el lastre de la baja puntuación de los dos años anteriores, y ayer entraron “moribundos”, pero a pesar de esto pelearon y controlaron al Monterrey en los primeros 20 minutos.
Incluso abrieron el marcador al 19′, en una rápido ataque de Omar Arellano, quien entró al área rayada por el lado derecho y al enviar el centro, Eber Moas, con la rodilla izquierda, le cambió la trayectoria del balón a Rubén Ruiz Díaz.
Pero los Rayados no tardaron mucho en despertar y en tres minutos le dieron la vuelta al partido y prácticamente lo liquidaron.
Al 22′, Raúl Aredes desbordó por la punta derecha y envió un centro pasado que techó a Alfredo Murguía y Verdirame, de zurda, prendió el balón de aire y con un potente disparo cruzado dejó parado a Robert Dante Siboldi, para el 1-1.
Y al 25′, cayó el 2-1. Ramón Morales sirvió a los linderos del área para Salvador, quien, sin marca, controló el balón y, al disparar, sacó un globo que se incrustó pegado al poste derecho de Siboldi.
Incluso al 30′, los Tigres se salvaron del tercer tanto, cuando “Chuy” Arellano, a base de rapidez y habilidad, llegó hasta el área y su disparo raso y cruzado, salió cerca de la base del poste derecho.
Para la segunda parte, los felinos volvieron a encimar al rival, pero sin inquietar mucho en sus embestidas a Ruiz Díaz; incluso, sobre el final, Siboldi, al agregarse a tratar de rematar dos tiros de esquina, logró conectar uno con la cabeza, pero su remate salió desviado.
Mientras que los Rayados, en rápidos contragolpes, tuvieron chances para golearlos, pero Siboldi, quien terminó ovacionado, lo evitó, al atajar dos remates de Verdirame y otros dos de David Patiño, quien sustituyó a Raúl Aredes.
Además de que un disparo de Patiño pasó rosando la base de su poste derecho.
Al escucharse el silbatazo final de Arturo Brizio, los Rayados festejaron en grande, mientras que los Tigres salían abatidos por la tristeza, incluso algunos jugadores, así como aficionados en las tribunas, llegaron a las lágrimas.
Y es que se había consumado el descenso de los felinos, después de casi 22 años de estar en el máximo circuito, al que ascendieron el 19 de mayo de 1974.