Por Adriana Espinosa | @espinosa_2507
Una final inédita, una rivalidad en ascenso, decisiones arbitrales polémicas, errores trascendentales y goles agónicos; los lunes de Liga MX Femenil en su máxima expresión. Al principio un tanto escépticos, pero, con el tiempo, cada vez más ilusionados al ver llegar ese día de la semana tan aborrecido por tantos.
El Akron abrió sus puertas para albergar el primer partido de la Gran Final. Desde su llegada al estadio, las del Guadalajara pudieron percibir el ambiente que solo un partido como este puede producir. La euforia y esperanzas de los aficionados eran evidentes, los cánticos resonaban en cada rincón de la ciudad, mientras los colores rojo y blanco adornaban la llegada del Rebaño Sagrado. Ya con las veintidós futbolistas sobre el campo, el nerviosismo acompañó al himno nacional, al que momentos después le siguió el pitazo inicial. Primeros instantes en los que se notó la ansiedad de ambos equipos, con pequeñas distracciones en el fondo por parte de Chivas, y pases erráticos de lado de las Amazonas.
No obstante, Tigres no tardó en adueñarse del balón, de buscar incansablemente una oportunidad desde las bandas y abrir el marcador. Aprovechando la duda aún persistente en la defensa rojiblanca, Stephany Mayor desbordó talento metiéndose en el área para después culminar en la primera anotación del encuentro.
Guadalajara buscó reaccionar de forma casi instantánea, sin embargo, Alicia Cervantes parecía correr a una revolución diferente del resto de sus compañeras. Aquello provocó un mal entendimiento y falta de conexión en la parte alta del campo. Tanto Jaramillo como Vázquez procuraron romper con el orden impecable que mantenían las regiomontanas para jugar en el primer tiempo, mitad en la que Solís recibió un cartón preventivo, aunque aquello no condicionara del todo su participación.
Durante la parte complementaria, los equipos se olvidaron del medio campo, llenando el juego de transiciones rápidas y balones largos. Cerca del minuto 50’, María Sánchez probó con tiros desde fuera del área, resultando en un golpe al travesaño y un tanto mal anulado por parte del arbitraje. Un supuesto fuera de lugar de Belén Cruz invalidó la ventaja que Tigres parecía incrementar.
La decisión desconcertó al cuadro dirigido por Medina, que no daba crédito de todo lo acontecido hasta el momento, ni de lo que vendría. Todavía con la polémica en el aire, Blanca Félix despejó el balón, asistiendo a Anette Vázquez, que pondría el uno a uno. Más tarde – al borde la crisis – la afición rojiblanca tuvo que despedir a Cervantes tras mostrar una molestia muscular, aparentemente no grave, pero por la que el Chore prefirió dar descanso a la delantera.
Sobre el final del partido, la cancerbera de Tigres confirmó una de sus actuaciones más irregulares en la campaña. Después de una distracción en defensa, Solís no pudo controlar el balón y terminó derribando al rival dentro del área. La central marcaba penal a favor de Chivas al 88’ de tiempo corrido, llenando de toda clase de sueños y miedos a quienes presenciaban tan sorpresivo partido. Jaramillo no dudó en ser ella quien cobrara la pena máxima, aunque, desafortunadamente, no pudo concretar el gol que sonó como un suspiro demoledor en las gradas. Aún con la incredulidad rondando sobre el césped, al 94’, Tigres cobró el último tiro de esquina de la noche. Increíble recentro de Martínez y gol de Greta Espinoza para dar la ventaja a las universitarias.
Partido de ida con muchas emociones y decisiones que marcaron el rumbo del encuentro. El error de Jaramillo y la anotación después de los noventa minutos, podrían interpretarse como justicia para algunos y mala suerte para otros. Una de esas noches que nos recuerda la magia de este juego, y lo impredecible de su naturaleza.
