Así como hay muchos aficionados que desean ver a Florian Thauvin brillar dentro del terreno de juego, hay otros tantos que cruzan los dedos para que algo salga mal… y al parecer se les concedió el deseo.
Cosita de nada lo que sufrió en el tobillo, aseguran quienes siguen de cerca la pretemporada de Tigres.
Un daño ligero en el tobillo, afirman.
Y sí, es un daño ligero en el tobillo, como lo fue también el sufrido en abril del 2014, en marzo del 2018… en abril, agosto y septiembre del 2019.
¿Normal?
No.
¿Hay motivos para encender las alarmas?
Que te lo digan ellos…
Una vez entrados en angustias, los invito a bajarle un par de rayas a la paranoia y ver las cosas como realmente son.
Es mentira eso de que el jugador es un cartucho quemado o que la lesión que lo aqueja actualmente sea de gravedad.
Un cartucho quemado no podría jugar treinta y seis partidos en un año. Si la lesión fuera grave, no hubiese pasado los exámenes médicos y por ende, Tigres no se hubiese animado a ficharlo.
Preocupa, sí. Y por su posición será normal que lo tundan a patadas y que la lista de daños al tobillo se acreciente semestre a semestre.
Sin embargo, tampoco hay elementos suficientes como para pensar que la contratación pasó de bomba a fraude.
Con el tobillo a medias, Florian Thauvin es mucho más que otros delanteros.
Con las lesiones que le aquejan, le da tres vueltas a otros intentos de fichajes estrellas que más bien acabaron estrellados.
Argentinos y colombianos; también franceses… y hasta holandeses.
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