El 5 de agosto del 2015, los jugadores de Tigres seguro se pincharon las manos mientras caminaban por el túnel que los conduciría hasta llegar a la cancha; se mordían los labios o hasta se soltaban ligeros golpecitos en los brazos que les confirmaran que lo que estaban viviendo era algo real.
Que el pasto de allá afuera pertenecía al Monumental.
En las gradas casi todo era rojiblanco.
Sí que hubo algunos aficionados felinos que hicieron el esfuerzo y asistieron a la final de la Copa Libertadores de América, pero ya estando allá dedujeron que era mejor ir al estadio vestidos de civiles.
Que los de River muy bien no se iban a tomar ver entre los visitantes camisetas amarillo con azul.
Del juego como tal no hay mucho por decir.
Tigres tuvo tres jugadas claves para ponerse arriba en el marcador (dos de Damm y una de Rafa Sobis), pero no se concretaron.
¿Que Alario debió salir expulsado por la falta cometida contra Guido Pizarro?
Y sí, pero eso ya estaba presupuestado.
Todo el mundo sabía que la CONMEBOL haría de las suyas para que el vecino incómodo no fuera a darles la vuelta en su propia casa… con su propia gente.
Igual Tigres ni siquiera le complicó la tarea y los del Muñeco Gallardo salieron campeones de América después de sabrá el diablo cuántos años.
Yo, sin embargo, hablando como hincha, recuerdo aquél día con mucho dolor, sí, pero con más alegría.
Porque cuando me hice de Tigres, creí que lo mío sería vivir siempre con la calculadora en mano; intentando comprender la mentada porcentual y rogándole a los cielos para que el equipo no fuera a caer a Segunda División.
Después nos fue más o menos bien, y en 2011 supe lo que era salir campeón.
Habían pasado tres años y siete meses desde entonces, y aunque en 2014 se ganó una Copa y se llegó a la final de la Liga, jamás imaginé que nos alcanzaría para vivir algo como lo que vivimos el 5 de agosto del 2015.
¿Que nadie se acuerda de los segundos lugares?
¿Y a mí qué me importa si nos recuerdan o no?
Me basta y me sobra con acordarme yo… con haber disfrutado de ese partido que creía imposible.
También te puede interesar:
El Tigres de Miguel Herrera: ¿un equipo sin idea?
Twitter: JaimeGarza94
Instagram: JaimeGarzaEditorial
