Con la llegada de Florian Thauvin al conjunto felino, muchos imaginaron que la nueva directiva le abriría la cartera a Miguel Herrera y que él armaría el equipo a puro ‘billetazo’.
Sin embargo, pasaron los meses, y aunque sobraron nombres de jugadores locales y extranjeros, lo cierto es que los tiempos no se dieron, y Tigres, salvo por el fichaje de Juan Pablo Vigón que resultó mejor jugador de lo que muchos pensaron, optó por encarar lo que queda de torneo con la plantilla que tiene, aún y cuando les sobra una plaza de extranjero, por la lesión de Francisco Meza.
¿Tigres hizo bien al no fichar a nadie más?
¿No les da la impresión de que se pudo ir por un central?
¿Tan cómodo está Miguel Herrera con Hugo Ayala a pesar de su edad?
¿Confía tanto en Diego Reyes por lo que le dio en el América, aún y cuando en Tigres no ha estado ni cerca de alcanzar dicho nivel?
¿No le da miedo que Carlos Salcedo entre en uno de esos baches tan típicos en él y no logre rescatarlo?
¿No le incomoda la escasez de laterales nominales?
¿Realmente cree que entre Carlos González y André-Pierre Gignac no hay tanta diferencia?
Muchos podrán decir que no, que a Tigres no le hace falta nada. Que conviene que Miguel Herrera conozca primero a sus jugadores y luego comience la reestructura del equipo.
Pero esa reestructura ya comenzó, y creo que si bien es cierto que el Piojo hace bien al confiar en sus muchachos, no estaba de más un central que presionara a los que están, un lateral que le generara competencia a Chaka Rodríguez y un delantero centro que realmente pudiera aspirar a convertirse en sustituto de Gignac.
¿Tigres tiene un buen plantel?
Sin duda. De los mejores, me atrevo a asegurar.
Pero también es cierto que pudo redondearlo con la incorporación de dos o tres elementos que apuntalaran la nómina del club.
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