POR: DIEGO DE MONTEMAYOR
Primero que nada: esto que vas a leer no es nada de humo. La segunda: la nueva casa de Tigres está más cerca que nunca, léelo bien.
Pues bueno, mientras rumores van y vienen, mientras otros se burlan de lo que ha sido un mito en los últimos años yo les digo que la nueva casa de Tigres ya ve la luz, faltan pequeños pero gigantes detalles, lo que está es la voluntad de las partes principales y ahora se los explico.
¿Por qué el estadio de Tigres está más cerca que nunca? Primero porque el gobernador electo lo tiene en mente y quiere que se edifique porque sería una manera de dejar un legado en el estado de Nuevo León y la otra porque los directivos de Cemex no quitan el dedo del renglón, todos quieren el nuevo estadio… una cosa es querer y otra es poder, pues el poder lo tienen y el poder de poder hacerlo para eso trabajan.
Mientras Samuel García y Mauricio Doehner se avientan la pelota para ver quien remata llegó alguien inesperado para poner el balón en el ángulo, ese es el empresario César Esparza.
El buen César le sabe a la materia de los estadios modernos, es un apasionado de este tema, además es uno de los responsables del proyecto para aquel estadio que se propuso en el Río Santa Catarina, el cual es viable, aunque Conagua y el Bronco digan que no… es viable porque se hicieron estudios y los estudios decían que se podía, pero no le quisieron atorar las autoridades que van de salida.
“Un tequila con dos de los chicos más brillantes en la industria de estadios y mis grandes amigos Nick Reynolds y Chris Lee de Populous London. ¿El tema principal? Un proyecto asombroso a 9 mil 375 kilómetros de Milán que después de tantos años, altas y bajas, persistencia y trabajo duro, su momento ha llegado”, escribió César en Twitter.
La constructora Populous ha sido la más destacada en la construcción, edificación y planeación de estadios ¡en todo el mundo! y ellos quieren entrar en el proyecto del nuevo estadio de Tigres.
Una mesa se sostiene de cuatro patas, el nuevo estadio de Tigres ya tiene dos… faltan dos: el dinero y la autorización del proyecto. ¿Qué pasará?