Cuando llegó Migue Herrera al equipo de Tigres, prometió que los suyos proyectarían un fútbol dinámico y frontal.
Y aunque la intención se vio desde pretemporada, preocupaba un poco lo fácil que le llegaban… lo sencillo que resultaba agujerar el arco protegido por Nahuel Guzmán, y para colmo arriba no se atacaba como se esperaba.
Clubes como Toluca, Santos, Atlas, León, Rayados y Pumas, evidenciaron tales debilidades.
Algunos de ellos, incluso, tuvieron la oportunidad de golear a los felinos en cosa de quince o veinte minutos.
Seguramente el ‘Piojo’ y sus jugadores, al darse cuenta de esto, pusieron las cartas sobre la mesa y llegaron a un acuerdo para que el equipo siguiera con la propuesta pretendida por el director técnico, sí, pero aprovechando las bases de una plantilla que no hace mucho tiempo logró meterse a la final del mundo, y poquito antes se adueñó por completo de una década.
¿El resultado?
Dos victorias y dos empates desde entonces.
Siete goles a favor y solo uno en contra.
Y todo esto coincide, a su vez, con la incorporación de Guido Pizarro como tercer central.
El capitán felino, que algunos ya lo daban por perdido, resultó ser la llave que Miguel Herrera estaba buscando para que su equipo atacara sin que les hicieran tanto daño.
Y si al ‘Conde’ lo pones al lado de Hugo Ayala en esa línea de tres, el otro puede ser Diego Reyes, Carlos Salcedo o hasta Sánchez Purata y el equipo se verá bien, porque serán los dos primeros los que darán la pauta.
Ellos marcarán los tiempos en una línea que poco a poco se ve más sólida.
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