Cuando se anunció la llegada de Carlos Salcedo al equipo de Tigres, la fanaticada felina se emocionó de tal manera que le armó una bienvenida de primer nivel.
Y había motivos para ello.
El ‘Titán’ venía de romperla en el fútbol europeo; en Rusia tuvo un gran mundial.
La hinchada creía que el histórico dorsal número ‘3’ había quedado en buenas manos, y aunque el primer semestre fue bueno (tan bueno que en dicho verano el Universitario de Nuevo León ganó su séptimo título de Liga), errores puntuales en la CONCACAF y en la propia Liguilla del Clausura 2019 despertó ciertas dudas en los aficionados.
Lo que sucedió después no fueron gotas que derramaron el vaso, sino golpes que acabaron por destrozarlo.
Declaraciones desafortunadas; pifias que parecían hechas a propósito en el peor de los momentos, hicieron que las gradas se volcaran en su contra.
Mil veces estuvo a punto de irse, y justo cuando creíamos que Carlos ya no cabía más en el equipo, levantó su nivel y fue pieza clave en el campeonato de la CONCACAF obtenido por el equipo de Tigres.
Después fue al mundial de clubes y la rompió; volvió y apareció en momentos importantes… incluso con goles de último minuto.
El barco parecía enderesarse, mas ya estaba escrito que esa historia no acabaría bien.
Se empeñó en salir de la institución, y aunque Miguel Herrera lo alineó como titular en los primeros dos partidos del Grita México, Clausura 2022, al final pasó lo que tenía que pasar.
Carlos Salcedo pudo ser un caso de éxito, de eso no tengo la menor duda.
Tiene calidad de sobra; edad perfecta para alcanzar su mejor nivel y volver a la selección mexicana.
Le veía madera, incluso, para ser un histórico en la zaga defensiva de Tigres.
Lo que ganó vestido de amarillo (a pesar de todo), me da la razón.
Pudiste ser mucho, ‘Titán’, pero no quisiste.
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