En una operación cocinada de último momento, los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León se hicieron de los servicios del jugador venezolano Yeferson Soteldo, proveniente del Toronto F.C., donde ahora milita el siempre polémico Carlos Salcedo.
Durante el mercado de pases se habló siempre de que la prioridad era fichar a un defensa central. Incluso la contratación de Sebastián Córdova parecía estar de más.
Sin embargo, el trabuco que se armó Tigres a la ofensiva rebasó con creces cualquier expectativa, y Yeferson Soteldo parece destinado a convertirse en uno de los consentidos de la afición.
Más allá de ese recorte de afuera hacia adentro que mucho nos recuerda a Damián Álvarez, está la gambeta con sentido; el desequilibrio que suma en lo colectivo y que no tiene nada que ver con la vanidad de un futbolista que lo tiene todo para que su nombre se cante en las tribunas y que se vendan miles de camisetas con su número bordado en la espalda.
¿Que es muy pronto para ilusionarse con el venezolano?
Puede ser.
Suena lógico, pero nada de lo que tenga que ver con Yeferson Soteldo parece lógico.
¿Por qué llevarse con calma a un jugador que todo lo hace rápido y que casi siempre lo hace bien?
En Yeferson Soteldo el conjunto felino no solo tiene el perfil de Damián Álvarez, sino que también cuenta con la técnica de Danilinho, la chispa de Joffre Guerrón y en una de esas, ¿por qué no?, la magia de Walter Nicolás Gaitán.
No por casualidad algunos lo llaman ‘el mago’.
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