Cuando se anunció la llegada de Miguel Herrera al equipo de Tigres, hubo toda clase de comentarios.
Desde los fatalistas que pensaban que Tigres sería un desastre sin pies ni cabeza, hasta los optimistas que aseguraban que todo sería color de rosa tras el cambio de estratega.
Torneo y medio después, los optimistas pueden presumir estar más cerca del acierto que del error.
Y es que si bien es cierto que el ‘Piojo’ Herrera aún no ha ganado nada con el conjunto felino, también es verdad que desde que él llegó al banquillo auriazul las emociones y los goles no han faltado.
Niños que fueron a la cancha por primera vez salieron encantados; deseosos de volver.
Y es que con Miguel Herrera Tigres ha recuperado justamente eso: la alegría de ir al estadio más allá del amor por los colores, que eso es algo que jamás ha estado en discusión.
El fútbol, aunque a veces se nos olvida, es más que una competencia… al menos para el aficionado.
Es un espectáculo y un medio de entretenimiento en el que se vale ser feliz, y el Tigres de Miguel Herrera hace feliz a su gente.
¿Con esto va a alcanzar para campeonar?
No lo sé.
Lo que si sé, es que con Miguel Herrera habrá emociones semana a semana, y en tiempos en los que la pelota pareció ensuciarse de algo completamente ajeno al fútbol, se agradecen mucho esta clase de gestos.
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