Ya está de más hablar del partido del miércoles pasado entre Atlas y Tigres.
Los rojinegros derrotaron tres goles por cero a un conjunto felino que medio se atrevió a intentar algo cuando ya tenía dos goles encima y que no metió ni las manos en el tercero.
Si la lógica se impone, el sábado Atlas se clasificará a la final en busca del bicampeonato.
Sin embargo, no hay que olvidar que las hazañas más grandes del equipo de Tigres se han escrito en escenarios que lucían imposibles.
Porque sí, el fútbol no está de nuestro lado y se ve lo que le sigue de difícil que la cosa cambie de aquí al sábado.
Pero, al menos yo, como en los viejos tiempos, decido creer.
Decido creer, aunque no haya argumentos suficientes en el rectángulo verde.
Decido confiar en que Tigres podrá darle la vuelta al marcador y que el sábado será una de esas noches inolvidables en el ‘Volcán’.
Y como en los viejos tiempos, también, me dispondré a disfrutar del partido sabiendo que tenemos todas las de perder, pero también todo por ganar.
Y que se baje del barco el que quiera.
Hay motivos suficientes para tomar esa decisión.
Y que tengan las dudas que deseen.
El equipo no se ha visto para nada bien.
Yo, por mi parte, decido tener fe.
Decido pensar que algo bueno pasará y que, poco después de las diez de la noche, seremos finalistas del Grita México, Clausura 2022.
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