Por: René Fernández I Twitter: @Renefdz
El 10 de diciembre se convirtió desde hace cinco años, en una fecha que marcó un antes y un después en la vida del fútbol regiomontano, pues fue el día en el que se disputó la definición de la primera final regia de la historia.
La afición de la Sultana del Norte se paralizó durante 90 minutos para vivir el partido con el que siempre había soñado: la batalla por el título de Liga entre Tigres y Rayados.
Tres días antes, la cancha del Estadio Universitario, albergó el primer capítulo de la serie que nos dejó un vibrante empate a un gol en un duelo que se jugó bajo un frio que calaba hasta los huesos.
En el juego de vuelta, apenas en el amanecer del juego el colombiano Dorlan Pabón hizo soñar nuevamente a todos los Rayados, pero el gusto les duró muy poco pues en la primera mitad llegó la reacción felina.
El chileno Eduardo Vargas y el colombiano Francisco Meza dejaron sus nombres escritos con letras de oro en la historia del club con dos goles inolvidables.
Pero esta gran final también tuvo su toque de dramatismo y desde el manchón de los 11 pasos el Monterrey tuvo la oportunidad de revivir, sin embargo, el cobro de Avilés Hurtado termino de aniquilar las esperanzas rayadas.
El silbatazo final se escuchó, Tigres dio un rugido que retumbó no solo en Nuevo León sino en todo México con un zarpazo histórico que cambio la historia del balompié regio, un rugido que hoy cumple 60 meses de haberse escrito, pero el cual será recordado por siempre.
