Me había prometido no hablar más de Diego Cocca. Quedarme con esos 5 partidos (a mi gusto buenos) que tuvo al frente de los Tigres y desearle la mejor de las suertes.
Sin embargo, el sábado por la noche Sebastián Córdova me hizo recordarlo.
¿Qué digo recordarlo?
Me hizo darle las gracias por el ‘favor’ que le hizo a Sebas y de paso al conjunto felino.
Porque aunque muchos se quedan con ese tunel por la banda de la izquierda, el centro exquisito de pierna zurda; conectado de forma excelsa por André-Pierre Gignac, quien acabó pidiendo aplausos para Córdova y la afición hizo lo propio, lo que a mí me sorprendió fue lo que ocurrió antes.
En esa pelota que parecía perdida, pero Sebastián la peleó y la ganó.
El señor la hizo de obrero y de arquitecto al mismo tiempo, y eso sí que me sorprendió.
Su brillantez futbolística jamás ha estado en tela de duda.
El chico te maneja ambos perfiles, le pega bien de larga distancia y es peligroso en el mano a mano.
No obstante, en ocasiones me daba la impresión de que era un tanto frío.
Como si le corriera cualquier cosa por las venas, menos sangre.
Pero el desprecio de Diego Cocca pareció pegarle bien fuerte en el orgullo, y eso es precisamente lo que le agradezco al hoy timonel de la selección mexicana de fútbol.
Gracias por hacer de menos a un futbolista que puede dar demasiado.
Ahora te toca a ti, Córdova.
Demuéstrale a la gente que no eres puro talento… que también eres garra.
Que el perfil Tigre corre por tus venas, genio.
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