Por mucho que el aficionado se quiera apegar al argumento de que la liguilla es un torneo diferente, que son once contra once y que cualquier cosa puede suceder, lo cierto es que el fútbol mexicano cada vez da menos cabida a la sorpresa, y quienes andan mejor, son casi siempre los que al final salen campeones.
El favorito, no solo para la llave de semifinales, sino para llevarse el título, son los Rayados de Víctor Manuel Vucetich, que caminando acabaron de punteros el campeonato y se clasificaron a semifinales, también sin despeinarse.
No…
No es cuestión de ‘tender la camita’, como algunos lo dicen por ahí.
Simplemente es la verdad: Rayados es favorito para llevarse el clásico y luego vencer al América o a las Chivas en la final.
Sin embargo, esto no quiere decir que Tigres tenga ‘poco que perder’, como dicen algunos.
Porque no ser favorito no borra la obligación de luchar hasta el final y sacar adelante ese partido que sencillamente no puedes perder.
Los ahora comandados por Robert Dante Siboldi, han coleccionado fracasos en los últimos meses.
Fracasó la directiva al confiarle su proyecto a un hombre sin palabra como Diego Cocca, fallaron al designar al ‘Chima’ Ruíz como director técnico definitivo cuando sabían perfectamente que se trataba solo de un interino, y ya bajo el mando de Robert Dante Siboldi, se fracasó también en CONCACAF.
A pesar de todo, Tigres está en semifinales.
Rayados llega como favorito, pero aun así Tigres está obligado a limpiarse el honor y revertir la situación.
Así que no, señores, definitivamente no.
Me rehúso a comprar ese argumento de que Tigres tiene todo que ganar y nada que perder.
Quedar eliminado es siempre una derrota.
Y si dicha derrota conlleva también que avance el Monterrey, el tropiezo toma tintes de tragedia.
A ganar, muchachos.
¡A dejarlos fuera!
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