La situación de Robert Dante Siboldi ya debería estar definida, al margen de lo que suceda con Tigres el jueves en el ‘Volcán’ y el domingo en el ‘Akron’.
‘Si sale campeón se queda’, dice la gente. Y se burlan de quienes alegan lo contrario.
‘Y si la pierde que se vaya’, alega otro. Como si salir campeón fuera el asunto más sencillo y natural del mundo, cuando lo cierto es que no. No es lo normal.
Lo normal, en el fútbol y en la vida, es que las cosas no salgan como le han salido a Tigres desde el repechaje hasta la fecha.
Si la lógica se impone por primera vez en lo que va de la liguilla, Tigres tendrá que conformarse con el segundo lugar, y, por consecuencia, tomando como base el criterio de ese hincha que se la da de ‘exigente’, Siboldi debería irse.
¿Se imaginan lo complicado que sería para Robert salir a dirigir un partido sabiendo que su futuro depende de que logre algo que Tigres, en promedio, logra una vez cada diez años?
La presión lo haría tomar decisiones con el objetivo de no perder y no tanto con la idea de ganar.
Y ese tipo de presiones rara vez acaban bien.
¿Entonces?
Los de pantaloncillo largo sabrán qué hacer.
Pero si me preguntan a mí, yo les recomendaría que la decisión la tomen ahora, y si se va a quedar, que se lo digan. Si no, igual.
Armar un proyecto con algo tan subjetivo como lo es salir campéon (sobre todo en las condiciones en las que Tigres lo estaría logrando), sería muy peligroso.
¿Mi postura?
Que Robert Dante Siboldi se quede así Tigres no dé la vuelta el domingo.
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