Por: René Fernández | Twitter: @Renefdz
Cuando parecía que el debut del campeón sería con una dolorosa derrota ante el Puebla, en tiempo de compensación apareció Nicolás Ibáñez para rescatar la noche con el gol del empate.
Después de 34 días de haber conquistado su octava estrella, Tigres regresó a su casa para presentarse frente a su afición en un nuevo torneo.
Presumiendo las copas de campeón de liga y campeón de campeones, los universitarios fueron recibidos en un marco esplendoroso por los incomparables que esperaban verlos sumar sus primeros tres puntos.
A la baja de Sebastián Córdova se le sumó, de último momento, la de André Pierre Gignac.
Aún así los pupilos de Robert Dante Siboldi dominaron, buscaron el arco de principio a fin pero no salieron con la contundencia deseada.
De manera inesperada, pues había hecho muy poco al frente, el equipo de la Franja fue el que pegó primero con la anotación de Bryan Angulo arrancando el segundo tiempo.
El momento anímico era del cuadro visitante que minutos después volvió a vencer la meta de Nahuel, aunque afortunadamente para Tigres, el VAR anuló la anotación por fuera de lugar.
Antes de convertirse en el héroe felino, Nico Ibáñez primero fue el villano cuando falló una opción clara solo frente al marco.
Pero el equipo no bajo los brazos, siguió atacando y el argentino logró sacarse la espina para hacer explotar al Uni.
El silbatazo final se escuchó, el campeón logró salvar la derrota con un empate en la agonía del juego, en el que fue el inicio de un largo camino en el que seguirá defendiendo su corona.