Si hay una plaza que históricamente le ha dado la espalda a la selección mexicana, ha sido, es y será por siempre Nuevo León.
Salvo en los mundiales o en los partidos de eliminación directa contra Estados Unidos (que tiene su suerte de clásico y el regio gusta de esa clase de rivalidades), la selección nacional no vende ni emociona a casi nadie en la sultana del norte.
¿Por qué ahora sorprende y hasta ofende que hinchas de Tigres apoyen a su ídolo y no a un combinado con el cual jamás se han sentido identificados?
¿Porque Gignac juega para Francia y enfrentará a México?
¿Y qué?
La selección mexicana no es más que un equipo de fútbol que representa a una federación.
Dejémonos ya de patriotismos baratos.
Apoyar al combinado tricolor no te hace más mexicano, como tampoco te hace menos simpatizar con otra selección.
Tan importante es André-Pierre Gignac, que no solo le atrae seguidores y detractores a Tigres, sino que de paso le suma hinchas a una selección usualmente ignorada por los regiomontanos.
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