‘Si Tigres no sale campeón, Miguel Herrera se tiene que ir’, dicen en la radio, escriben en los diarios y se comenta en el estadio, en el café, en el bar donde te reúnes con tus amigos y hasta en el barrio.
Si lo vemos fríamente, podemos decir que sí, que está bien esa medida.
Que Tigres no está para ‘casi ganar’ y que la exigencia es del título para arriba.
Si a esto le agregamos que Miguel: el ‘Piojo’ Herrera ya lleva dos torneos al frente del conjunto felino, y que sí, ha dado buenas temporadas regulares pero que ha quedado a deber en el momento crucial, sobre todo en la última llave frente al Atlas, cuando una NEGLIGENCIA SUYA pudo dejar fuera de la final al equipo de Tigres, probablemente acabaremos opinando lo mismo:
‘Miguel Herrera se debe de ir si Tigres no sale campeón’.
Sin embargo, ¿no les parece peligroso que la decisión dependa de algo que Tigres, en toda su historia, solo ha conseguido en siete ocasiones?
Ojo, no me mal interpreten.
No escribo esto para defender al ‘Piojo’ ni mucho menos.
Simplemente digo que me parecería muy irresponsable por parte de Mauricio Culebro, Antonio Sancho y Mauro Doehner que su decisión dependa de algo tan complejo y caprichoso como lo es ganar un campeonato.
¿Qué pasa si en la Liguilla los jugadores al fin entran en comunión con la idea futbolística que quiere Miguel Herrera, despliegan un fútbol de ensueño pero pierden la final por factores externos, o porque simplemente el otro equipo metió la única que tuvo y atrás su portero lo sacó todo?
O al revés…
¿Qué pasa si Tigres juega a nada, la relación entre cuerpo técnico y futbolistas se quiebra por completo, pero cuentan con la suerte que tuvieron contra Chivas, por ejemplo, se meten a la final y la ganan?
¿Sería ese argumento suficiente para renovarlo?
Al margen de lo que suceda en esta Liguilla, creo que los dirigentes ya deberían estar pensando a futuro, y su decisión no debería depender únicamente de si Tigres sale campeón o no.
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