Javier Aquino llegó a Tigres en 2015, junto a André-Pierre Gignac y Jurgen Damm. La afición pensaba que su contratación había estado de más, pues lo imaginaban jugando por la banda derecha donde ya estaba Joffre Guerron y el propio Damm.
Sin embargo, para sorpresa de todos, Ricardo Ferretti lo alineó por el carril de la izquierda en sustitución de Damián Álvarez, y desde ese lugar escribió con letras doradas su paso por el conjunto felino.
No obstante, no han sido nada fáciles los últimos torneos.
Diversas lesiones lo han mantenido al margen de las canchas con mediana frecuencia, y en el trance Tigres cada vez lo extraña menos, no porque tenga a elementos de gran calidad, sino porque el oaxaqueño, al menos en cuanto a ofensiva se refiere, ya ofrece muy poco.
A la defensiva, sin embargo, cumple siempre. Y es ahí donde puede prolongar su estadía con el equipo de Tigres.
Miguel Herrera es un director técnico que propone más de lo que cuida, y en la propuesta, la juventud de Paco Venegas, tarde o temprano, marcará diferencia.
Pero al momento de cuidar un marcador, el Piojo precisará de un jugador que tenga ida y vuelta… incluso en una línea de cinco, como carrilero. Y es ahí donde entra Javier Aquino.
Al oaxaqueño la hinchada le va a agradecer siempre por cómo defendió la camiseta de Tigres. Empero, por el bien de él y de la institución, debe poner los pies sobre la tierra y aceptar que lo que un día fue ya no será.
Que no le conviene competirle de tú a tú a los volantes ofensivos, porque muy seguramente saldrá perdiendo.
Es por la lateral, Javier. Tu nuevo lugar en Tigres es por la lateral izquierda.
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