Eran las once de la noche. Pumas parecía reencontrarse con el triunfo, cuando en la agonía del encuentro André-Pierre Gignac conectó de cabeza y rescató un empate con sabor a derrota, tomando en consideración el pésimo nivel por el que atraviesan los de la UNAM.
Muchos aficionados, antes y después del gol, señalaron a André como principal responsable de que el ataque de Tigres luciera chato o sin idea.
‘Es que se sale mucho del área…’
‘Es que ya no es el mismo de antes…’
‘Es que se la pasa reclamándole a sus compañeros…’
‘Es que ya está viejo…’
Fueron algunas de las duras críticas al delantero número ‘10’ del equipo de Tigres, y aunque muchas de ellas son, hasta cierto punto, ciertas, me parece una barbaridad pedir banca para un jugador que sencillamente no tiene reemplazo, al menos en la actual plantilla.
¿Jordy Caicedo?
Se esperaba poco de él y aún así ha logrado decepcionar a la fanaticada auriazul.
¿Un canterano?
¿De verdad se va a poner sobre la mesa esa locura?
¿Creen ustedes que un juvenil aparecerá cuando las papas queman?
Y no. No estoy pecando de romántico.
Tampoco es cuestión de gratitud.
Es cuestión de lógica.
En todo Tigres no hay otro que siquiera se le acerque a la calidad, talento, jerarquía, y, sobre todo: PERSONALIDAD de André-Pierre Gignac.
Gignac es INCOMPARABLE, y no se presta a discusión.
¿Que se sale mucho del área?
Sí.
¿Que ya no es el mismo de antes?
También.
Le reclama mucho a su compañero y es un futbolista que está más cerca del retiro que de sus mejores momentos.
Todo eso es verdad, pero también es cierto que cuando las cosas se complican es el único del cual se puede esperar algo.
Que mientras él esté en la cancha, NADIE PUEDE DAR POR MUERTO A TIGRES.
Gignac ya no volverá a ser ese todo poderoso que te solucionaba los partidos solo.
Los directivos deben estar pensando desde ya en su sustituto, pero a hoy 25 de agosto, no hay nadie mejor que Gignac en el equipo de Tigres.
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